29 dic 2011

estás sentada delante de mí, en la biblioteca de la universidad, y 
nunca 
sabrás
que es porque soy un cobarde, que no te invito a tomar algo.
(si esto es una pena o una frivolidad ya es más subjetivo.)


miento. te lo acabo de escribir en una hoja que me has prestado y que me ha sobrado y que has guardado y que, algún día, recuperarás.
el gran reto: ¿sonreirás?

26 dic 2011

pensar estratégicamente (mauvais sang)

lo bello de tener alguna habilidad artística, de poder decir Yo Soy
arremete de golpe y, sin previo aviso, contra tus sueños contracturados,
contra tus sentidos adormilados, inspirados estratégicamente 
en seguir disimulando.
como si nunca 
sucediera
nada.
y es que nunca nada sucede
y los cristales se rompen al contacto con la piedra
y los cristales se quiebran y se siguen agrietando y el líquido por ahí se cuela
y todo el mundo te demuestra que la realidad es más líquida y más roja que la sangre
de tu labio que ahora tragas y que nunca sabes adivinar si te gusta el sabor.
la melancolía va ocupando terreno y hay que poner música, Alex, dice Anna, antes que la melancolía lo domine todo. 
como si... 
me siento tan... 
las cosas son demasiado...
y Alex Dis-moi une chiffre y Anna ¿quoi? y Alex , D'acord trois
y uno, dos, tres...
voilà: (abre bien los ojos)
nunca     has     amado     de     verdad.

y resulta que pensar estratégicamente no funciona, y ahora te das cuenta, y veintisiete años son muchos como para cambiar a estas alturas,
y eso te da miedo.

10 dic 2011

(sólo la condición divergente con todo lo acaecido hasta el momento debería poder revelar de por sí la condición definitiva de mi nuevo rol.)

creo que voy entendiendo: quiero que me seduzcas. quiero ser seducido.
quiero ser yo el insecto en lugar de tejer mi telaraña desconcertantemente abominable de aciertos constantes y artificiales.

quiero que tu mundo esté tan jodidamente plagado de tal romanticismo tan poco abstracto que me abstraiga total y absolutamente de mis sentidos, proyectando como única meta
de mi puta realidad
entrar a él por la puerta grande. abandonarme, ingenuo y confiado, a su visión.

quiero representarme a mí, que hacer de mí sea mi papel y quiero que este Yo nuevo que soy requiera que seas tú quien me quiera en Tu Vida.

necesito que la ansiedad sea insoportablemente pasiva por mi parte. que venga ella a mí, que cobre vida, que sea La Ansiedad y me intoxique dulcemente hasta hacerme adicto sin la menor idea de serlo.

quiero acabar con el Narcisismo primario que me precedía, buscador incansable de la momentánea y fugaz catarsis.
que el Narcisismo más trivial dé paso a un narcisismo secundario mucho más complejo, mucho más denso y perenne, de explosión permanente, salvando el oxímoron.
necesito este narcisismo secundario para quedar libre de toda culpa. necesito que el narcisismo que a ojos ajenos nunca deja de serlo, no sea, seguro, infundado.
sólo así,
a ojos ajenos
queda indultado.
(en el fondo sigo siendo yo quien te lo pide, sigo siendo yo quien te lo implora y no dejo de ser yo quien lo estimula pero sólo así,
a ojos ajenos,
queda indultado.)

sedúceme no por vagancia ni por falta de implicación por mi parte.
sedúceme porque necesito que así sea, y que aceptes todas las reglas.
aunque no sea un juego.

ahora falta creérmelo.

6 dic 2011

Belamiro a Hiperión (Carta póstuma)

"salgo a correr para evitar sentir y pensar por las noches, que resultaron las horas débiles ligadas al pasado. el resto del día transcurre bien."

hiperión, leí tus palabras y, de golpe, todos nuestros diálogos se juntaron justo aquí delante formando una perfecta melodía de dimensiones grotescas.
justo aquí, apenas a dos o tres metros de mí, no más, un ente aparecido de la nada me eclipsaba, llenando dulcemente todo mi ser de una musicalidad cautivadora.
resulta que debía salir a recoger ______* -sabes que destruí parte de mi querido hogar en la última crisis- pero la armonía del monstruo llegado era tal que intentar sortearlo era una empresa insalvable. así que me senté y continué escuchando, encantado.
hace tres semanas de ello y sigue, fascinante como a cada segundo, justo aquí delante.
imposibilita mi salida y yo continúo escuchando encantado.
encerrado sin más opciones, habiendo perdido la cuenta de los días que hace que contemplo maravillado La Obra, me siento demasiado débil para seguir escribiéndote.
para pensar en la imposibilidad de hacerte llegar mis letras.
¿sabrás algún día cómo acabé?
demasiado débil para no abandonarme a esa vida que se derrite lenta, tranquila, inexorable, impasiblemente.
para no resignarme a esta condición que me han proporcionado tus palabras.
¿sabrás algún día con qué bienestar acabé?
ni la incuestionable respuesta negativa puede distorsionar un ápice esta paz.
demasiado débil para no apagarme con los acordes más perfectos que pudiera imaginar el ser humano en su último suspiro.
como me dijiste aquella vez, "olvídate de que hay hombres, miserable corazón atormentado y mil veces acosado, y vuelve otra vez al lugar de donde procedes, a los brazos de la inmutable, serena y hermosa naturaleza."
allí me dirijo.


*Palabra incomprensible en el original. (N. del E.)

4 dic 2011

420 minutos

seis campanadas de una iglesia de cuya existencia nunca antes -lo juro- me había percatado, confirman el nuevo día.
el sol aún se esconde, la gente sigue durmiendo, pobres ilusos, pero la radio, terminando las repeticiones nocturnas y empezando el bullicio informativo matutino, confirma el nuevo día.
la rutina desespera.
ha sido una noche larga, como todas las que acompañan mi descenso incesable hacia el barro más apetecible.
un barro que te abraza con su repugnancia encantadora y te asimila y absorbe hacia este otro lado de la sociedad que tanto atrae. el barro confirma el nuevo día.
los vecinos de arriba han dejado finalmente de follar. los jadeos de él terminaron sobre las 4:53 am. los jadeos del otro, hacia las 4:55 am. mi curiosidad sobre la representación visual de tal escena se desvaneció hacia las 5:02 am. y entonces me di cuenta que el día empezaba a caminar.
y me venció la tristeza: otra noche sin dormir que me abstrae de cualquier sensibilidad ordinaria.
mis órganos receptivos, si existe tal función orgánica, se notan distintos.
mis sensaciones modificadas.
mi presunta poesía en el retrete, junto a los vómitos.
la cadena sin tirar, así quede constancia de ella, de que está ahí, de que no hay nada que hacer.
así el día confirme de nuevo mi frustración y mi sangre.
así un cañonazo alcance y vuele por los aires, a un centenar de millas de la costa, al puto velero que zarpa de mi puerto buscando nuevos mundos absolutamente desinteresados de mi mediocridad.
el día se confirma y se reafirma mi más absoluto tedio hacia un futuro angosto perfectamente inolvidable.
la curiosidad o el querer devenir alguna cosa va menguando como la luna, como la noche, como la oscuridad, hasta mañana.
me giro de nuevo, hay sol.
minuto 12:53, tchaikovsky se descojona de mí, y yo que sonrío.
siete campanadas imperceptibles.