4 ene 2012

Se me escapa.

Me pregunto muy en serio cuál es la diferencia entre estos dos elementos:

a)
"Para sobrevivir a esta dificultad [a saber], la antropología implícita en las ontologías de corte fenomenológico-hermenéutico, que aspiraba, por así decirlo, a captar el sentido de la existencia humana desde dentro de la experiencia, sólo puede continuar ese programa fragmentando el espíritu en mil y una visiones del mundo inconmensurables, cada una con su porción inmanente de sentido (o sea, bajo esta perspectiva, de «verdad»), y cada una de esas porciones pugnando en un «conflicto de las interpretaciones» (o de las tradiciones culturales que puede pensarse como un diferendo irresoluble (en sus versiones más «fuertes») o como la necesidad de un diálogo tendente a una «fusión de horizontes» (en las más «débiles»), presentando este oleaje hermenéutico como propuesta metodológica (o, para algunos, anti-metodológica) para las ciencias humanas, tenidas entonces por epistemológicamente blandas y difícilmente discernibles de la literatura de ficción."

b)














Es decir, en serio: qué tedio, qué aburrimiento total y absoluto nos ha llevado de la alimentación-reproducción-supervivencia a estas absurdidades. Qué. Cuál. Por qué.

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