6 dic 2011

Belamiro a Hiperión (Carta póstuma)

"salgo a correr para evitar sentir y pensar por las noches, que resultaron las horas débiles ligadas al pasado. el resto del día transcurre bien."

hiperión, leí tus palabras y, de golpe, todos nuestros diálogos se juntaron justo aquí delante formando una perfecta melodía de dimensiones grotescas.
justo aquí, apenas a dos o tres metros de mí, no más, un ente aparecido de la nada me eclipsaba, llenando dulcemente todo mi ser de una musicalidad cautivadora.
resulta que debía salir a recoger ______* -sabes que destruí parte de mi querido hogar en la última crisis- pero la armonía del monstruo llegado era tal que intentar sortearlo era una empresa insalvable. así que me senté y continué escuchando, encantado.
hace tres semanas de ello y sigue, fascinante como a cada segundo, justo aquí delante.
imposibilita mi salida y yo continúo escuchando encantado.
encerrado sin más opciones, habiendo perdido la cuenta de los días que hace que contemplo maravillado La Obra, me siento demasiado débil para seguir escribiéndote.
para pensar en la imposibilidad de hacerte llegar mis letras.
¿sabrás algún día cómo acabé?
demasiado débil para no abandonarme a esa vida que se derrite lenta, tranquila, inexorable, impasiblemente.
para no resignarme a esta condición que me han proporcionado tus palabras.
¿sabrás algún día con qué bienestar acabé?
ni la incuestionable respuesta negativa puede distorsionar un ápice esta paz.
demasiado débil para no apagarme con los acordes más perfectos que pudiera imaginar el ser humano en su último suspiro.
como me dijiste aquella vez, "olvídate de que hay hombres, miserable corazón atormentado y mil veces acosado, y vuelve otra vez al lugar de donde procedes, a los brazos de la inmutable, serena y hermosa naturaleza."
allí me dirijo.


*Palabra incomprensible en el original. (N. del E.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario